¿Realmente amas?

“Permanezca el amor fraternal. 2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.” Hebreos 13:1-3

Para poder entender estos versos, hay que entender su contexto. La iglesia era perseguida en aquel tiempo. Muchos cristianos eran apresados. Pablo les exhortaba a permanecer porque algunos se escondían; y para permanecer en este amor fraternal, les dijo: Sean hospitalarios. En aquel tiempo, se recibía a los misioneros en las casas de hermanos en la fe. Así Pablo describe un afecto fraternal, dirigido a dos grupos: Los extraños y los presos. Este afecto se tiene que dar a la gente que es difícil de amar. En aquel momento, el preso era difícil de amar porque si estaban presos por ser cristianos, y tú te identificabas con ellos, te marcaban también como cristiano. Así que era fácil para algunos olvidar a aquellos que estaban pasando los maltratos de aquellos tiempos. Era complicado recibir a un extranjero en la casa, a un extraño. Pero Pablo dice: Demuestra tu afecto fraternal, recibiendo gente en tu casa. Hay quien no recibe gente en su casa, a nadie. Pero tú no sabes el día que tú abras la puerta a alguien, y sea un ángel que Dios te envía, un enviado de Dios para que a través de tu servicio y amor, Dios transforme su vida.

El afecto fraternal se tiene que demostrar en los lugares más difíciles, en los más extraños, cuando nos ponemos en riesgo. Es bien fácil amar en la iglesia, a aquellos que tienen tus mismos gustos, tu mismo estilo, a aquellos que no representan amenaza para ti. Eso es algo que el mundo no entiende. Si en algún lugar te van a amar, es en la iglesia; pero en el mundo, cuando tú eres la peste, te dejan y ya. El mundo critica a la iglesia, pero el único lugar donde te reciben cuando te dejan y te abandonan, es en la iglesia.

“16 Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas, 17 sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló. 18 Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor.” 2 Timoteo 1:16-18

Pablo dice a Timoteo que no se olvide de Onesíforo, porque no se avergonzó de sus cárceles, sino que caminó y estuvo con él, le buscó hasta que le halló. Era fácil hallar a Pablo sin buscarlo cuando predicaba a multitudes, en momentos de gloria, haciendo milagros; pero pocos lo buscaron en momentos de dificultades. Y tú tienes que aprender a trabajar con el afecto fraternal para amar a la gente de manera que puedas expresar el amor de Dios correctamente. El apóstol Pablo lo vivió en carne propia. Pero, ¿cómo expresamos el amor de Dios, específicamente en la iglesia, según la Palabra?

“11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” 1 Tesalonisenses 5:11

Animándonos y edificándonos unos a otros. Procura animar, motivar a otros a la fe, ayúdalos a que sigan. El problema es que, para algunos, el amor fraternal es resolverte el problema; pero el amor fraternal es ayudarte, para que un día tú puedas resolver tu problema. La idea no es hacerte más dependiente, sino todo lo contrario; que puedas edificarte en la fe y alcanzar la madurez y la plenitud real de lo que Dios tiene para ti. Por eso, todos tenemos la responsabilidad de enseñar a otros.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:1

Las cargas de las que habla este verso son las de tus pecados y de tus faltas. No son las cargas económicas, sino las que tienes cuando pecas, cuando fallas.

“13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:13-16

Ora por los demás. Algo maravilloso que tú puedes recibir en algún momento es un texto de alguien que te diga: Estoy orando por ti, ¿por qué quieres que ore?; estoy en mi cuarto de oración. Si algo demuestra tu afecto fraternal, es cuando tú oras por alguien, cuando le dejas saber que eres su compañero de oración.

“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” Efesios 4:1-3

Soportándonos los unos a los otros. Hay gente que necesita dos virtudes tuyas: Paciencia y amor. Lo más importante es tratar de mantener el vínculo de la paz. Pero, para mantener la paz, tenemos que soportarnos con paciencia y amando a la gente. Soporta a la gente, no porque sea fácil, sino porque tú quieres que la paz se mantenga. Es en la paz que Dios fluye. Ese es el vínculo que tú tienes que tener. Mantén la paz, deja el chisme, la pelea; soporta. Busca la paz. Cuando no hay paz, el enemigo se cuela. Procura la paz.

“9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.” Romanos 12:9-10

Honra a tu hermano. Si tú tienes que preferir a alguien, que sea un hermano en la fe. No hables mal de él; habla lo bueno; honrarlo, por encima de alguien del mundo, aunque no estés de acuerdo en todo, prefiérelo, hónralo.

El amor fraternal debe manifestarse constantemente y requiere de cuidado.
DIOS DE PAZ !!
SHALOM