¿Prosperar o postergar?

¿Prosperar o postergar?

Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. 2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. 3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.” Génesis 39:1-3

Es poderosa esa expresión porque literalmente se refiere a la mano de José, y al mismo tiempo tiene una implicaciones espirituales. El que pongan algo en tu mano quiere decir que lo ponen bajo tu responsabilidad, bajo tu cargo, que tú tomas control y dominio sobre los resultados de eso que ponen en tu mano. También está el aspecto literal del poder que hay en tu mano, porque es un vehículo que Dios utiliza a través de toda la Palabra. Esto lo vemos en el Nuevo Testamento cuando se nos pide repetidamente que pongamos nuestras manos sobre los enfermos, y sanarán. Hay diferentes métodos que Dios utiliza para que una persona sea sanada. A veces, con una declaración de fe, aún a la distancia, la gente puede quedar sana. Nuestro Señor Jesucristo declaró sanidad sobre el siervo del centurión romano y a la distancia recibió sanidad. Pero aún así, a través de todo el Nuevo Testamento se nos habla acerca de la importancia de la imposición de las manos, de ese contacto personal. Así que es muy interesante el concepto de que pongan algo en tu mano, por la implicación espiritual y por la implicación física de poner tus manos sobre algo y que las cosas cambien.

Hay ideas erróneas en cuanto a las finanzas que permean en la mente de la gente. Cuando escuchamos acerca de la prosperidad económica tendemos a transferir ideas seculares y sus malas costumbres y espiritualizarlas a través de la palabra del Señor. Hay personas, por ejemplo, que son perezosas, y el hecho de que se conviertan no cambia el carácter de manera automática. Así que es muy probable que sean salvos, transformados en su mente y espíritu, pero no necesariamente se cambie al instante su ética de trabajo; ahora son cristianos vagos, que no saben trabajar. Cuando aceptas a Cristo como Salvador, no todo en tu vida cambia automáticamente; tiene que haber una renovación y una restauración de tus pensamientos. De la misma manera, con el aspecto de tus manos, de lo que tienes que tomar autoridad, trabajar y luchar. Muchos piensan que la prosperidad llega por que sí, que llega del aire; que diezman y ofrendan y milagrosamente llegará el dinero; lo ven como un juego de lotería espiritual. Jugaban la lotería en el mundo y esperaban a ver qué iba a pasar, y vienen a los caminos del Señor y hacen lo mismo. Pero Dios no puede prosperarte, bendecirte, si tú no pones acción. Si tu mano no se activa para provocar algo, para hacer algo, no puedes contar con la bendición de Dios, porque la bendición de Dios lo que multiplicará es el esfuerzo que tú hagas. Cuando caminas y actúas y tomas autoridad, pones tu mano sobre algo sin la bendición de Dios, tendrás ciertos resultados, pero con la bendición de Dios -producto de tu relación con Él, de tu vida de oración, de tu dádiva, de cumplir con los principios espirituales que te posicionan en ese lugar de consciencia de bendición – ahora cuando pones manos a la obra, los resultados se multiplican. Pero no puedes pensar que simplemente vas a diezmar y ofrendar y no hacer nada y el dinero va a llegar a tu casa. Es importante que pongas manos a la obra. Muchos nunca entran a esta consciencia porque menosprecian lo que pueden hacer en el lugar en que se encuentran.

Quizás te encuentras en un momento difícil, en una situación complicada; quizás peor que la que estaba viviendo José. Dice la Biblia que habían vendido a José, así que él viene con la herida de la traición de sus hermanos, viene de una separación familiar, llega a un lugar vendido como esclavo. Pero cuando llega a ese lugar donde tiene que trabajar como esclavo, él no permite que el resentimiento, el dolor, el pasado le detengan de obtener resultados maravillosos que le hagan alcanzar resultados en ese lugar tan difícil en que se encontraba. En el lugar en que estés, si tú eres capaz de no permitir que el pasado, que la razón por la que tú has llegado allí detenga que la obra de tus manos prospere y progrese y aumente en tu vida, si tú no permites que eso ocurra, Dios va a permitir que tú puedas ver su bendición, si tú eres capaz de poner manos a la obra, si te das cuenta que lo que esté a tu alrededor debe producir mejores resultados, única y exclusivamente porque tú estás allí.

Tu mejor recurso es lo que tú tienes en tus manos, lo que tú sabes hacer, las habilidades que Dios te ha dado. Imagina la combinación de conocimiento, revelación, bendición, más tus habilidades; es una combinación explosiva. Pero muchos no hacen nada, no le ponen acción. Muchos no producen resultados porque, para ellos, su pasado es más grande que su presente. Viven en desánimo, en dolor. En estos versos, vemos el poder en tus manos; el hecho de que tú pongas tus manos sobre algo quiere decir autoridad, responsabilidad, que te extiendes y eres capaz de alcanzar y promover algo. El toque de tu mano es uno sanador. Y en la vida, a veces, hay gente que nos toca de forma errónea y nos enferma, pero de igual manera, hay quienes traen sanidad. Pero definitivamente, hay poder en tus manos, en tus habilidades, en lo que hay dentro de ti.

Dice la Palabra que todo lo que ponían en la mano de José, Dios lo hacía prosperar. José ponía su mano, y Dios lo hacía prosperar. Alguien tenía que poner la mano. José no podía quedarse en aquella casa como esclavo, herido, maltratado, y preguntarse a dónde se fue su sueño y por qué sus hermanos lo vendieron. La gente se queda en la etapa de buscar el por qué de las acciones o inacciones de otros en su vida; buscando por qué les abandonaron o traicionaron. Se comprende el dolor, pero imagina a José meditando solo en lo que le llevó a ser esclavo; nunca hubiera podido prosperar, progresar; no hubiera alcanzado el testimonio para que Dios le llevara al destino que le había prometido.

No le puedes prestar tanta atención a cómo tú has llegado a la casa de Potifar. Haz de tu estancia en la casa de Potifar, un lugar donde todo lo que pongan en tu mano, tú lo hagas prosperar. En el lugar donde estés, pon manos a la obra. Provoca y cree que todo lo que pongan en tu mano prospere.
DIOS ES BUENO!!

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