Muchos quieren grandes resultados, y admiramos a aquellos que lo logran, ya sea en el área física, financiera, emocional; A todos nos gustan las historias de éxito en las que vemos gente que, de la nada, alcanzan grandes éxitos. Las redes sociales están llenas de estas, y nos inspiran. El problema es que, muchas veces, no estamos dispuestos a pagar el precio que ellos han pagado para alcanzar aquello que hoy celebramos. Detrás de cada éxito, hay un esfuerzo, un sacrificio. Detrás de cada atleta, de cada artista exitoso, hay sacrificios. Y no podemos pretender tener grandes resultados, sin ser capaces de hacer un esfuerzo, un sacrificio, pagar el precio necesario para obtenerlos.
De la misma manera, hay beneficios cuando tú haces tu mayor esfuerzo y siembras tu preciosa semilla. Tú puedes ser incluido entre todos aquellos que ya han decidido cambiar su vida este próximo fin de Semana Santa. Créele a Dios que, mientras le das lo más valioso, tu vida económica es transformada.
“6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.” Salmos 126:6
La primera promesa que Dios te da, cuando tú aprendes a darle a Él lo que es valioso, lo que es importante para ti, es el gozo. Estamos orando que aquel que crea con nosotros y se una en este tiempo de fe, sembrando la preciosa semilla, experimentará gozo sobrenatural. Oprime aquí y siembra ahora tu preciosa semilla; Creemos contigo que pronto tendrás el gozo de la cosecha que vendrá a tu vida.
La segunda promesa es lo que hemos llamado soluciones divinas en tiempos de crisis. Dios puede darte a ti un avivamiento personal, una solución divina en medio de un tiempo de caos; Dios puede hacer contigo algo sobrenatural. En el Nuevo Testamento, vemos este principio. En un momento dado, Dios pregunta: ¿Todas las viudas de Sarepta recibieron alimento en aquel tiempo? Y la respuesta es: No; Había más viudas en Sarepta, pero solo una recibió multiplicación. En tiempo de crisis, puede haber solución divina para una persona. Créele a Dios. Si tú estás viviendo una crisis, este mensaje es para ti. Toma acción en este instante: Siembra tu semilla de fe. Creemos a Dios contigo que, mientras tú siembras, viene una solución divina a tu tiempo de crisis.
“11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.” 1 Reyes 17:11-16
Esta mujer recibió, en un tiempo de crisis, una solución divina. Ella no era la única pasando por sequía ni era la única viuda allí; Pero fue la única que se atrevió recibir al profeta; Fue la mujer a la que Dios le envió un profeta para solucionar su tiempo de crisis. Y creemos que hoy Dios nos trae como profetas para solucionar una crisis económica en tu vida, la pregunta es si tú te atreves a creer. Y dirás que sí crees, pero entonces la pregunta es si te atreves a hacer lo que esta mujer hizo: Ella dio lo más valioso que ella tenía. Y eso lo que mueve la mano de Dios a tu favor; Cuando eres capaz de dar tu preciosa semilla.
¿Qué es valioso para ti? El profeta llega donde esta mujer, y le pide agua; Automáticamente, ella buscó el agua, no titubeó. Entonces, el profeta pregunta por algo de comer, y la cosa cambia; Ella empieza a poner peros: Sí, tengo un poco de harina y aceite, iba a preparar una torta para comer con mi hijo y morir. Y el profeta le dijo: Tráeme a mí primero, y te prometo que ni el aceite ni la harina van a escasear. Si aquella mujer hubiera solo entregado el agua, no hubiera recibido el milagro, y hubiera pasado hambre todo aquel tiempo. Pero, por su acción de fe, por los próximos tres años y medio, esta mujer vio cómo la harina y el aceite no escasearon en un tiempo de crisis. No había maíz, no había trigo, no había de dónde sacar harina, pero aquellas tinajas se multiplicaban. En tu tiempo de crisis, Dios puede multiplicar aquello que escasea. Mientras otros ven cómo sus recursos bajan, tú puedes ver cómo cada día Dios suple y, por el tiempo que se extienda la crisis, Dios puede proveer una solución divina para tu vida. Pero aquella mujer se atrevió a hacer algo: Entregó lo valioso. Ella pudo haberle llevado al profeta tan solo el vaso de agua, pero entregó también la torta. Lo curioso es que aquel era un tiempo de sequía, por lo que pudiéramos pensar que lo valioso era el agua; Pero, cuando el profeta pidió agua, ella la buscó rápidamente, así que para ella, aquello no era difícil. Quizás tenía fácil acceso a agua, a pesar de la sequía; No sabemos; Pero a ella no le costó darle un vaso de agua al profeta; Ahora, cuando el profeta le pide la torta, eso sí era complicado porque, aunque ella tuviera agua, para tener más harina, tenía que esperar la cosecha. Aquello era lo último de harina que ella tenía; El agua escaseaba, pero para ella no era tanto su valor en aquel momento como el de la harina. Y fue cuando ella entregó aquella torta, que entonces la harina se multiplicó de manera que ella y su hijo comieron mientras duró la crisis.
Aquel milagro no cambió las circunstancias en las que esa mujer vivía; Todavía hubo sequía, todavía hubo problemas económicos, pero el de ella, se solucionó. De la misma manera, tu circunstancia externa no tiene que cambiar para que Dios te dé un milagro a ti. Oramos para que las naciones cambien, pero si en tu país no hay cambios por los próximos años, con todo y eso, Dios puede traer una solución divina a tu vida en este instante en el tiempo de crisis. Aunque no caiga lluvia sobre tu ciudad, sobre ti se pueden multiplicar la harina y el aceite por los próximos años. Queremos que la ciudad cambie, pero la situación a tu alrededor no tiene que cambiar para que tú puedas ver la mano poderosa de Dios obrar a tu favor. Creemos hoy contigo por un milagro. Entrega a Dios lo valioso y Él va a traer a tu vida solución divina en medio de la crisis.
DIOS ES NUESTRA ESPERANZA!!
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