A veces, el valor de las cosas es algo muy subjetivo, incluso emocional. Pero Dios tiene un sistema de valores. Él mira las cosas muy diferentes a como nosotros las miramos. Y tú necesitas entender cómo es que Él da valor a las cosas, para obtener grandes resultados.
Un auto, por ejemplo, que su costo es de unos $10,000, su precio pudiera ser quizás unos $15,000 o $20,000. Una vez tú lo compras, comienza a devaluarse. Pero, si ese auto lo utiliza una persona famosa, o lo utilizan para la filmación de una película, o lo utiliza el Papa, ahora, un auto que costó $10,000 y se vendía en $20,000, cobra otro valor, uno subjetivo, emocional. El costo sigue siendo $10,000; el precio varía; y el valor es sumamente subjetivo por la persona que lo está adquiriendo.
En la vida, hay diferentes sistemas de valores. Ponemos valor a las cosas basado en nuestras prioridades, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, en nuestras ideas. Y Dios tiene una manera de darles también valor a las cosas. A veces, tratamos de alcanzar y obtener grandes cosas para Dios y de parte de Dios, y no nos damos cuenta que hasta que tú no aprendas el sistema de valor de Dios, no podrás entrar en esa dimensión.
“41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.” Marcos 12:41
Esta mujer echó solo un cuadrante; relativamente, comparado con los demás, un cuadrante era como nada. Jesús estaba observando la actitud de las personas, contabilizando lo que estaban dando. Se dio cuenta que había quien su intención era hacer ruido; mientras más monedas tiraran, más ruido harían, así que lo que buscaban era llamar la atención. Pero lo que llamó la atención de Jesús no fue el ruido que hizo el cuadrante de aquella mujer, sino la fe de ella, la actitud con la que ella lanzó aquel cuadrante. Es maravilloso darnos cuenta que aquella mujer llamó la atención de nuestro Señor Jesucristo. No se nos dice qué sucedió con esa mujer, pero cuando miramos a través de toda la Biblia, siempre que nuestro Señor puso su mirada en alguien, la vida de esa persona cambió. Así que no está mal suponer que la vida de esa mujer cambió para siempre. Es imposible llamar la atención de Jesús y que tu vida no cambie.
Jesús aprovechó aquel momento para darles una lección muy grande a sus discípulos. Los llamó y los paró en aquel lugar; quiso enseñarles acerca del valor de las cosas.
“43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.” Marcos 12:43-44
¿Cómo va a decir que echo más que los demás, si tan solo echó un cuadrante? Eso te demuestra que Dios ve el valor de las cosas de una forma diferente. ¿Qué hacía valiosa aquella ofrenda ante los ojos de Jesús? No la cantidad de lo que se dio, sino la cantidad de lo que sobró cuando se dio. Jesús dice claramente que la gente que dio mucho, todavía le sobraba mucho, y que lo que dieron, aunque era cuantitativamente más que lo de la viuda, a él no le impresionaba porque a ellos les sobraba todavía. Por lo tanto, no había una grande fe en dar mucho, si te sobraba mucho. No había sacrificio en eso. Aún en estos tiempos, en la iglesia se alaga, se felicita y nos sorprendemos con estos grandes millonarios, ricos, que dan grandes cantidades de dinero. Pero entiende que a ti te impresiona porque la cantidad es grande, pero a Dios no le impresiona porque todavía a ellos les sobra mucho y no están actuando en fe.
Dios se goza más en la ofrenda en una madre o un padre soltero, alguien que va a la iglesia y lleva lo poquito que tiene y lo presenta ante Él, que la impresión que pueda tener de un rico que dé una cantidad y le sobre mucho. Para Dios, el valor de las cosas es diferente. Dios valora no por lo que tú das, sino por lo que te sobra. ¿Por qué valora Dios así? Porque de acuerdo a lo que te sobra, demuestras tu fe en él.
A través de las parábolas, el Señor señaló a los que ponían su confianza en las riquezas. En una de ellas, nos dice que había un hombre que amplió sus graneros, prosperó, progresó y guardó, amontonó. A Dios no le molestó que acumulara; es sabio guardar, ahorrar. Lo que a Dios no le gustó fue que él dijera: Mi alma ahora puede reposar, ahora puedo estar tranquilo. La tranquilidad de este hombre estaba basada en lo que había guardado, y no en el Dios que le había dado lo que había acumulado. Eso es muy diferente.
Reta tu fe. Imagina que Jesús estuviera viendo cuando ese momento en que te presentas ante Él con tu semilla de fe. Jesús estaba en aquel lugar mirando, y la forma en que él contabilizaba no era por la cantidad. La cantidad es importante comparándote contigo mismo, no con los demás. Los discípulos cometieron el error de pensar que los demás dieron más, por comparar cada ofrenda con las de los demás. Jesús comparó la ofrenda de la viuda con ella misma, para demostrar que había dado más que los demás. Él hizo una reflexión de la viuda, como tú tienes que hacer una reflexión de ti mismo primero, y entonces dejar que sea Dios quien sea juez y llames su atención.
No te preocupes por la cantidad que otros dan. En cuanto a cantidad, otros darán más porque están en posición de hacerlo, pero ante Dios, el valor no va a depender de lo que den comparado contigo, sino de lo que den comparado con ellos; igual, con lo que tú des.
Nadie diezma más que nadie; el diezmo es el diez porciento. Así que ante Dios el que da diez porciento de un dólar, da lo mismo que aquel que da el diez porciento de cien dólares; ambos obedecen a Dios al mismo nivel. Atrévete a hacer algo especial. Unimos nuestra fe a la tuya. Preséntate a Dios con esta ofrenda especial. Haz tu más grande acto de fe en esta temporada y créele a Dios. Lleva lo mejor de ti al altar. No pongas tu confianza y tu seguridad en cuánto te sobra. Atrévete a creerle a Dios.
DIOS ES BUENO !!
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