Cuando se trata de la salvación de tus familiares, en ocasiones, pudieras pensar que algunos de ellos realmente no son malas personas, y probablemente así sea, pero entiende que la salvación es individual, y te corresponde a ti predicarles el evangelio. También pasa que das el paso de predicarle a tu familia, pero hay rechazo al mensaje del Evangelio. Esto puede ser por diferentes razones. Hay quienes lo rechazan por razones egoístas; son personas que están sentradas en sí mismas, en su matrimonio, en sus hijos, en su negocio. Hay algunos que su base para rechazar el Evangelio es por una mente aventurera; son los que piensan que el que está en la iglesia y le sirve al Señor no disfruta su vida. Es como el que piensa que los jóvenes, por ser jóvenes, en algún momento se van a apartar, van a querer experimentar el mundo; pues los tuyos no; no recibas ese pensamiento. Tenemos que aprender a tener prioridades en nuestra vida.
El primer paso para tú ganar a tu familia para el Señor es que tú vivas una vida de absoluta integridad. La palabra del Señor nos dice que las mujeres se ganarán a sus maridos por su testimonio, por su conducta, por su manera de vivir. Esto quiere decir que vivas una vida que sea digna de imitar.
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. 4 No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento. 5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá.” Salmo 1:1-6
La mejor manera que tú tienes para tú ganarte a tu familia para el Señor, es vivir una vida de absoluta integridad. ¿Qué es una vida de absoluta integridad? Es una vida que da frutos, una vida que es prosperada, que da testimonio, que es digna de imitar.
Que tus acciones sean congruentes con lo que tú profesas ser. No digas que eres cristiano para luego quitarle quince minutos a tu jefe de tu tiempo de trabajo; no digas que eres cristiano para luego, cuando llama el cobrador a la casa, decirle a tus hijos que digan que tú no estás. Tú tienes que ser persona de integridad. Que tu sí sea sí, y tu no sea no, y que tu vida sea una digna de imitar.
Una vida de integridad es cuando tú eres el mejor trabajador en tu lugar de trabajo, cuando tu jefe no te quiere dejar ir porque eres la persona que más trabaja, la más íntegra, más confiable. Para ganarte a tus familiares, tú tienes que vivir una vida de absoluta integridad. Tienes que ser congruente; no puede haber discrepancia entre tus creencias y tus acciones; tienes que mantener consistencia entre lo que tú dices y lo que tú haces; tienes que vivir en principios y mantenerte en ellos, sin ceder a manipulaciones.
“4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. 5 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” Malaquías 4:4-6
Toda rebelión y toda actitud negativa de una persona no es impedimento para servirle al Señor, cuando hay una vida de integridad. Dios es más poderoso que toda rebelión y que toda actitud negativa que pueda haber en tu cónyuge; es más poderoso que toda rebelión y actitud negativa en tus hijos, en tus padres, de tus hermanos, de tus primos, de tu jefe. Cuando tú vives una vida de integridad, tú das testimonio del Dios al que tú le sirves. La integridad vence a la rebelión, las malas conductas, los pensamientos negativos, las actitudes negativas. Es importante que tu vida dé testimonio del Dios al que tú le sirves.
“7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” Juan 16:7-8
Cuando tú vives una vida de integridad, el Espíritu Santo va a llegar a tus familiares dondequiera que estén. Cuando tú tienes una consciencia clara, cuando tu servicio al Señor es puro e íntegro, tú sabes que no hay nada en tu vida que pueda detener el poder de Dios y del Espíritu Santo enviado a favor de tus familiares.
“10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Isaías 55:10-11
La semilla sembrada en los corazones de tu familia va a dar fruto. Tú tienes que creerlo, tienes que confesarlo y tienes que estar seguro de eso.
DIOS ES BUENO!!
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