En Génesis 41, observamos que Faraón tiene un problema que nadie le puede solucionar, y manda llamar a José donde. José no sabía qué hacer con su sueño, pero sí sabía qué hacer con el sueño de otro; no sabía cómo interpretar sus sueños, pero sí sabía cómo ayudar a otros a interpretar los de ellos. Tú no sabes cómo tú vas a hacer todo lo que Dios quiere que tú hagas, pero sí sabes que Dios te hace llegar palabra que le da dirección a tu sueño. Y, mientras tu sueño se complete, Dios se encargará de que su sueño también se cumpla.
Tú debes querer saber cuál es el sueño de Dios para tu vida, para que la palabra que recibas te ayude a interpretar lo que te está pasando para que hagas lo que tienes que hacer y llegues al lugar correcto. En vez de estar preocupado preguntando qué va a ser de tus sueños, deberías estar ayudando a que otros salgan de sus pesadillas, de su problema, de su dificultad, dejándoles saber que Dios tiene un plan para su vida. José interpretó el sueño del copero y el de Faraón. Para Faraón, aquello era una pesadilla porque no entendía qué iba a pasar. El mundo no tiene la misma confianza que tú tienes, porque no conocen al mismo Dios que tú conoces. Tú no estás trabajando para tu sueño, sino para el de Dios, y Dios se encargará de sacarte del hoyo y llevarte al lugar que te tiene que llevar porque Él lo prometió. Pero, mientras vas en ese camino, mira cómo bendices al que tienes alrededor, porque el que está a tu alrededor, ese sí está viviendo pesadillas y no encuentra en el mundo quién se las interprete.
Conviértete en un José para alguien. Hay alguien allá afuera que no puede dormir y, en vez de estar preocupado por tu sueño, tú puedes estar tranquilo porque Dios se va a encargar del tuyo. Tú no sabes completamente cómo va a ser, pero Dios se va a encargar. Sé parte de la solución, y no del problema. Quita el enfoque de tu mirada de ti, y comienza a mirar al que está a tu alrededor y, un día, uno de esos que tú ayudes en medio de tu crisis, se acordará de ti.
Es muy triste y doloroso cuando la gente no se acuerda de ti, y más cuando tú los ayudaste, cuando les diste la mano. Pero tú no necesitas que todo el mundo se acuerde de ti. Los hermanos de José se olvidaron de él, también su papá, quien le daba por muerto; pero el copero se acordó de él porque, en medio de la crisis del copero, José le dijo lo que iba a pasar en su vida. Tus amigos y tu familia se pueden olvidar de ti, pero tú no necesitas que el mundo entero se acuerde de ti; se va a acordar de ti la persona correcta, en el lugar correcto, en el momento preciso, y te llevará al destino que Dios tiene para tu vida.
Enfócate en seguir ayudando a los demás, en dar la mano a los demás, porque tú tienes la seguridad de que Dios está trabajando a tu favor.
Una vida inamovible se basa en tú estar seguro de que Dios va a hacer contigo lo que Él dijo que iba a hacer, que tú no te enfoques en tu problema ni en lo que tú tengas que hacer para llegar porque, al fin y al cabo, lo tuyo es tan grande que solo Dios es quien te puede ayudar, mientras que tú, con algo simple, puedes cambiar la vida de una persona. Quizás lo que tú tienes hoy no alcanza para todo lo que tú tienes por hacer, pero es todo lo que el que está a tu lado necesita. Si tú necesitaras 5 millones de dólares, solo Dios te los puede dar, pero tú puedes ser la respuesta a la oración de otro que lo que necesita son 5 dólares.
Aquel que reacciona volátil ante los problemas es porque cree que es él quien tiene que resolver su problema. Tu confianza debe estar en que, lo que Dios quiere hacer contigo es tan grande, que solo Él lo puede hacer. Así que, en vez de enfocarte en ti, enfócate en quién necesita tus 5 dólares. Muchos de los que tú ayudas en el camino no se van a acordar, pero tú no necesitas que todo el mundo se acuerde, sino la persona correcta; y, cuando se acuerde la persona correcta y te lleve al lugar correcto, un día tú estarás donde Dios siempre dijo, y tú te acordarás de que allí es donde tenías que estar.
José fue donde Faraón, tomó iniciativa. Toma iniciativa en tu vida, en ayudar a los demás, busca la manera de ayudar a la gente a tu alrededor. Sele claro a la gente, demuestra confianza, actúa rápido, no estés pensando tanto; haz lo que tienes que hacer. José fue allí rápido y con confianza. Déjale saber a la gente que todo va a estar bien, que Dios le va a dar la victoria, que se van a levantar del problema, de la dificultad. José fue específico. Dale ideas específicas a la gente. Quizás tú no sabes cómo resolver tu problema porque es muy grande, pero el problema de otro lo puedes resolver; hazlo rápido, inmediatamente, y deja que Dios te lleve al lugar donde Él siempre te prometió que ibas a estar.
El sueño que Dios tiene para ti es tan grande, que solo Dios te puede llevar allí. No te rompas más la cabeza.
Quizás, has tomado socios que no debiste; si Dios te dijo que te iba a dar el negocio, Él te va a dar el dinero; no tienes que buscar un socio que después se queje si diezmas y ofrendas creyéndole a Dios. Si Dios te dijo, Él te lo va a dar. A veces, toma un poco más de tiempo; a José le tomó 13 años, pero es mejor pasar 13 años de problemas que pasar toda una vida llena de problemas. Aprende a esperar, sabiendo que la mano poderosa de Dios está obrando a tu favor. Tú encárgate hoy de ayudar al que está a tu alrededor.
Encárgate de hacer la diferencia en la vida de alguien. Deja que Dios sea Dios, y enfócate en ayudar a la mayor cantidad de personas que tú puedas. Deja que sea Él quien lo haga. Confía en la mano providente de Dios. Tú no estás trabajando en tu sueño, tú estás trabajando en el sueño de Dios, y el sueño de Dios se va a cumplir; aunque te tiren en el hoyo, aunque se olviden de ti, Dios siempre se acordará de ti. Cuando Él te haya llevado al lugar correcto, allí te acordarás de que Dios te había dicho que allí tenías que estar.
DIOS DE PAZ !!
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