Prosperidad – “2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 1:2
Tu mente y tus pensamientos son importantes para poder experimentar la prosperidad, la abundancia, la libertad de Dios. Pablo decía que tenemos que renovar nuestros pensamientos para poder experimentar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. Como cristiano, lo que te diferencia del mundo es tu manera de pensar. Cuando tú comienzas a pensar diferente, a tener la perspectiva correcta de la vida, te separas del resto del grupo, y puedes comenzar a experimentar lo que Dios tiene para ti.
Una de las cosas que debes cuidar son tus conversaciones. La gente mediocre habla de otra gente, la gente rica y millonaria habla de ideas. Así que, cuando tú comienzas a arreglar tus conversaciones, comienzas a acercarte a la prosperidad económica. Saca cálculo del tiempo que pasas pendiente a las cosas y a la gente, y no a la revelación de parte de Dios.
La gente que progresa en el área económica, es gente que se afirman hacia el futuro de victoria y bendición; son gente que aprende a hacerse las preguntas correctas y a afirmarse o a declararse hacia el futuro que quieren. La gente mediocre se hacen las preguntas incorrectas, y sus declaraciones lo que hacen es degradarlos, detenerlos, y no les promueve hacia la prosperidad y libertad económica que Dios tiene para ellos. Así que, si tú quieres comenzar a experimentar en tu vida tiempos de libertad económica, tienes que cambiar las preguntas y las declaraciones que haces.
Una de las preguntas incorrectas que puedes hacerte que demuestra una vida mediocre es: ¿Por qué me está pasando esto? Tan pronto tú haces esta pregunta, tu mente necesita una respuesta, y no necesariamente va a encontrar la respuesta correcta; probablemente va a encontrar la incorrecta. La mente te va a decir que estás viviendo esta dificultad porque eres mediocre, porque Dios no está contigo, porque esto no funciona. La pregunta correcta debe ser: ¿Cómo salgo de esta situación? Y tu mente tiene que comenzar a buscar la solución al problema para que puedas alcanzar esa gran victoria. Así que, tus preguntas y tus declaraciones de fe hacia tu vida, hacen una gran diferencia.
En Números 13, la Palabra nos habla de los doce espías que Moisés envió a la tierra prometida. Comenzaron hablando bien, y terminaron hablando mal de aquella tierra; y esta gente no pudo entrar a la tierra prometida. Cuando Caleb se da cuenta para dónde iba la conversación, interrumpió; pero fue entonces que aquella gente comenzó a hablar mal de aquella tierra. Caleb quería evitar eso, pero ellos insistieron en hablar mal de aquella tierra, y no pudieron entrar. Murieron dos millones de personas en el desierto, simplemente porque las declaraciones, los cuestionamientos que se hizo esta gente, fueron cuestionamientos mediocres. Solo dos personas lograron entrar, Josué y Caleb, aquellos que tenían una actitud diferente, aquellos que declaraban cosas diferentes. No se trata de que tu circunstancia vaya a cambiar de un día para otro, a veces toma un tiempo, pero si comienzas a cambiar tus preguntas y tus afirmaciones, eventualmente, tus circunstancias van a cambiar. Si te sigues preguntando lo incorrecto, te vas a estancar en el mismo ciclo de pobreza y de maldición que estás viviendo.
Que maravilloso cuando comenzaron declarando que aquel lugar ciertamente era próspero, grande; y qué triste cuando tú sabes lo que Dios tiene para ti, que es bueno, maravilloso, pero eres tú quien te impide, quien te detiene, quien te paralizas, te sacas de eso que Dios te prometió.
Es interesante el contraste de lo que pasa más adelante en el libro de Josué. Ni en Éxodo ni en Números el pueblo pudo entrar a la tierra prometida. Josué manda dos espías, pero no a espiar la tierra prometida, sino a espiar Jericó. Moisés mandó a espiar la tierra prometida. Josué mandó a espiar la ciudad que ellos iban a conquistar; aquellos espías fueron con mentalidad de estrategas militares, fueron a ver las debilidades que tenía Jericó para así poder conquistarla. Moisés cometió el error de enviar espías a un lugar donde ellos no podían apreciar; él pensó que los iba a motivar a inspirar, pero a veces, tratando de inspirar a la gente, nos detenemos porque hay gente que no es capaz de ver la abundancia. Aquella gente recorrió la tierra por cuarenta días, y fue demasiado para ellos. Josué los llevó a ver Jericó, y aquellos dos espías lo que buscaban era una estrategia militar. Aquellos espías escucharon lo que Jericó piensa del pueblo de Israel, y dieron su informe a Josué.
“24 Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.” Josué 2:24
Estos dos llegan a una ciudad, pero llegan diciendo: Nos pertenece toda la tierra. Vieron a Jericó, pero declararon: Nos pertenece toda la tierra, vamos a conquistarla. Y esto es una gran diferencia. Los gigantes del tiempo de Moisés eran los mismos que tenía que enfrentar Josué; la diferencia es que, en esta ocasión, hubo hombres que declararon y afirmaron las cosas correctas, tuvieron la capacidad de declarar lo que Dios iba a hacer con ellos.
Por que !
DIOS ES MI FORTALEZA !!
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