Hay 2 razones principales para fortalecer tu hombre interior:
Cumplir con el propósito de Dios – El propósito de Dios, en momentos, va a requerir de ti una fuerza espiritual más grande que tu cuerpo. Es sorprendente cómo Jesús, la noche que iba a ser entregado, se fue a cenar con Judas. Cuando tú estás nervioso, lo menos que tienes es ganas de comer. Jesús sabía lo que le esperaba al día siguiente, y tuvo estómago para comer, para colmo sabiendo que al lado estaba quien le iba a entregar. Jesús lavó los pies de Judas, lo besó, le llamó amigo y, cuando Judas se fue, dice la Palabra que Jesús empezó a cantar. Jesús se fortaleció el día antes en el Getsemaní. Allí fue duro, allí él sometió su cuerpo hasta romperlo, al punto que los capilares de la frente confundieron el botar sudor con botar sangre. Jesús transformó su mente, la sometió al decir: Pero no como yo quiero, sino como tú. El Dios Padre pasó la copa del pacto ante él, y Jesús se sometió y bajó contento de aquel lugar. Sus discípulos se durmieron, y él les decía: Oro por ustedes para que no caigan en tentación. Porque, si tu hombre interior no está firme, hay 2 cosas que tú nunca podrás hacer: Cumplir el propósito de Dios, y sostenerte en medio de la tentación.
No caer en tentación – José fue capaz de sostenerse en medio de la tentación. Cuando la esposa de Potifar le rompió los vestidos, lo tentó, José salió corriendo, huyendo de aquel lugar; fue capaz de sostenerse en medio de la tentación. Y a través de la Biblia vemos hombres que fueron capaces y otros que no. Sansón era fuerte afuera, débil por dentro; el que es así, termina con los ojos sacados; cumples con el propósito de Dios comoquiera, pero no terminas como debiste. La gracia de Dios hizo que el pelo de Sansón volviera a crecer para que cumpliera el propósito, pero Sansón nunca debió terminar muerto en aquel lugar. Hay quien pregunta si el suicidio se perdona o no; Sansón se suicidó, y en Hebreos 11 la Biblia nos habla de él. Así que solo Dios sabe qué es lo que pasa realmente en el último momento, y nadie es quien para juzgar. Donde no llegan ni tu conocimiento ni tu misericordia, llegan la misericordia y la gracia de Dios. Aquel hombre tan fuerte por fuera y débil por dentro, terminó moliendo trigo, trabajando como un animal; porque, cuando tú no sometes tu cuerpo, te lo van a someter. Es mejor una vara a tiempo, a que un policía tenga que darles un macanazo a tus hijos. Si no se lo das tú, alguien afuera se lo va a tener que dar. Mejor se lo das tú que los amas, a que alguien afuera no se lo dé con amor.
Pero, ¿cómo fortalecemos el hombre interior? Pablo habla del hombre exterior e interior, el viejo y el nuevo. Tienes que fortalecer el intelecto, la voluntad, las emociones, la consciencia, para poder cumplir el propósito y no caer en tentación.
“16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19 No apaguéis al Espíritu. 20 No menospreciéis las profecías. 21 Examinadlo todo; retened lo bueno. 22 Absteneos de toda especie de mal. 23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.” 1 Tesalonicenses 5:16-24
En este texto, Pablo nos da unas claves. Si hay algo que fortalece tu hombre interior es reírte, gozar, aprender a disfrutar de la vida, a gozarte en el Señor, celebrar todas las cosas que Dios hace por ti. Orar sin cesar, es orar todo el tiempo, dondequiera que tú vayas; en el auto, en tu casa, en el trabajo; mañana, tarde y noche. Dar gracias no es por todo, sino en todo; no se da gracias por un accidente, sino porque a pesar del accidente, Él te cuidó, te guardó, estuvo contigo; te despidieron, pero das gracias porque sabes que Dios tiene algo más grande para tu vida. No apagues al Espíritu, no hagas cosas que contristen al Espíritu Santo; si hay algo en tu interior, en tu vida, que sabes no debes hacer, no lo hagas. No menosprecies las profecías; la palabra profética más segura que tú tienes es la Palabra de Dios. Examínalo todo, retén lo bueno, abstente del mal. Nunca digas que no a nada de primera intención; examínalo, retén lo bueno, deja lo malo. Si haces esto, tu hombre interior se va a fortalecer.
DIOS ES MI FORTALEZA !!
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