Parte de la obra que el Espíritu Santo hace en tu vida es ayudarte a poner, a enfocar tu mirada, tu mente, tus pensamientos en las cosas espirituales.
“5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:5-6
Tu mente se tiene que enfocar en la cosas del Espíritu; si lo haces, el resultado es vida y paz. Si te enfocas en las cosas de la carne, tu resultado es muerte espiritual.
“2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses 3:2-3
La expresión en inglés es un poco más clara; dice: Set your mind. Establece tu mente. Enfócate en las cosas de arriba. Este proceso de enfocarte en las cosas del Espíritu, no es que el Espíritu Santo te va a enfocar; requiere un esfuerzo del creyente de enfocar sus pensamientos con la ayuda del Espíritu Santo. En este tiempo, se les da mucho énfasis a los niños con déficit de atención; son niños con dificultades para enfocarse. La sociedad entiende que el enfoque es necesario para el aprendizaje, lo que pasa es que a veces la sociedad misma se enfoca en las cosas incorrectas. Y, cuando la sociedad se enfoca en algo, los recursos van hacia eso. Esa es la importancia de ver el aspecto del enfoque. Aquello en lo que tú te enfocas, es en lo que tú vas a invertir energías, tiempo, recursos. Y tu enfoque va a dirigir, eventualmente, entonces, los resultados que tú vas a tener. Por lo tanto, como creyente, tu meta es poner tu mirada siempre en las cosas del Espíritu.
Tú te conviertes en lo que tú piensas. Quizás has tenido temor alguna vez de que la gente sepa lo que tú estás pensando, pero todo el mundo siempre ha sabido lo que tú piensas, porque como tú vives es demostración de lo que tú piensas. Así que, lo que hablas, cómo caminas, lo que dices, demuestra lo que tú estás pensando. Tú te conviertes no necesariamente en lo que Dios quiere que tú seas, sino en lo que tú estás pensando. Y el Espíritu te ayuda a poner tu mente en las cosas correctas, para que tu vida se convierta en lo que Dios quiere que tu vida sea.
“7 Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.” Proverbios 23:7
Te conviertes en lo que piensas porque son tus pensamientos los que determinan tus patrones de comportamientos, los cuales van a establecer eventualmente cuáles van a ser los resultados de tu vida. Por eso es tan importante la dependencia del Espíritu Santo para que tu mente esté enfocada en las cosas correctas.
La gente quiere tomar control de sus emociones, pero tus emociones son el resultado de tus pensamientos. ¿Tú no quieres estar triste? Pues no te pienses triste. Porque la tristeza no llega a tu vida con lo que te pasa, sino por lo que tú piensas por lo que te pasa. Así que, deja de enfocarte en las cosas tristes. Enfócate en las cosas correctas. Tus emociones te dejan saber el tipo de pensamiento que estás teniendo. Por eso, como creyente, tú tienes que enfocar tus pensamientos en las cosas del Espíritu, porque esas cosas son estables. Jesús decía: Pon tesoro en los cielos, donde la polilla y orín no corrompen, porque aquello permanece estable, seguro; y, si tu mirada está en eso, estarás establecido en algo que es consistente, así que tus pensamientos serán igual de consistentes.
El Espíritu te va a ayudar a enfocarte en las cosas del Espíritu; y tú necesitas enfocarte en las cosas del Espíritu si tú quieres tener vida y paz. Por tus fuerzas, es difícil mantener este enfoque. Tú necesitas el Espíritu para tomar autoridad sobre tu mente y mantenerte enfocado en las cosas del Espíritu.
Cuando Pablo dice en Romanos y en Colosenses que tenemos que poner nuestra mirada en las cosas de arriba y habla acerca de cómo el Espíritu nos ayuda en eso, no puedes pensar que es el Espíritu Santo el que va a tomar control de tus pensamientos para tú tener entonces control sobre tus ideas y vivir la vida que Dios quiere que tú vivas. Es un trabajo en conjunto; requiere de tu esfuerzo, de que tú tengas la fuerza de voluntad para enfocarte. Pablo decía: Todo lo que es bueno, lo justo, lo que es de buen nombre, en eso es que tú debes pensar. Así que es la combinación de la fuerza del Espíritu con tu decisión de enfocar tu mente en las cosas espirituales.
DIOS DE PAZ !!
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